Vídeo de laboratorio virtual
Es la operación que permite la transformación del metal en bruto en varillas destinadas a su procesamiento.
Las varillas se pasan a través de una máquina para adelgazarlas aún más hasta una sección de 2 mm.
Para obtener una mayor maleabilidad, las varillas se calientan (recocen) hasta el límite de la temperatura de fusión.
El producto, cada vez más parecido a un alambre, se trefila a través de orificios graduados cuyas superficies están cubiertas con diamantes industriales (rubíes) para obtener la sección deseada.
Posteriormente pasamos al retorcido que permite ensamblar dos hilos de plata separados formando una larga trenza, creando así el «hilo granate».
Utilizando hilos de mayor consistencia gracias a la aleación de plata-cobre, el artesano da forma al objeto según el diseño deseado. Durante esta operación, el experto artista de filigrana utiliza herramientas muy particulares diseñadas por él mismo (palos).
Una curiosidad nos enseña que en Génova, ciudad costera, este armazón o armazón recibió el nombre de casco por analogía con el casco de un barco que se llena después de botarlo o descascararlo.
Los pequeños elementos obtenidos del hilo retorcido y destinados a rellenar el casco mantienen una nomenclatura tradicional entre los artesanos de Campoligure que sobrevive en el tiempo, con la persistencia de una terminología pseudodialectal.
Las diversas formas que se dan a los finísimos hilos previamente retorcidos y laminados según las disposiciones deseadas se denominan: rizzetti (rizos), panetti (rollitos), resche (espinas de pescado), ramette (pequeñas ramas).
Tanto la conformación del casco como la posterior operación de llenado se realizan totalmente a mano, principalmente con el uso de unas pinzas especiales llamadas bruscella y se llevan a cabo sobre la típica baldosa cerámica negra brillante, la ciapella.